¿Cómo romper estas murallas transparentes?
¿Cómo alcanzarnos, tocarnos, darnos cariño manso, darnos calor y consuelo?
Siento que las conozco a casi todas: las murallas de la distancia camuflada tras la proximidad de una pantalla, las murallas de la sociabilidad convenida en los espacios donde nos exhibimos al mundo... Las de la querencia cotidiana que no querriamos quebrar mostrándonos auténticos. Y van...
Todas esas preguntas que nos devoran los sesos: ¿Y qué va a decir, qué se va a creer, qué va a pensar, y qué va a hacer, con quién lo hablará, vendrá, se irá, qué me dirá? O peor aún: ¿qué pasará?, que viene a ser como ¿qué escena seguirá en el guión de las cosas que deben pasar?
La sensación de que haciendo esto o lo otro alteramos el sentido del universo. Bueh, es cierto. Pero NO haciéndolo, también. Y verdaderamente, no alteramos nada: el universo es la suma final y total de todos los derroteros posibles, donde todas las decisiones han sido alguna vez tomadas.
Aún así no da lo mismo esto que cualquier otra cosa. Más allá de esas preguntas que te devoran los sesos, más allá de la vida guionada y de la sensación de ser el ombligo del mundo. Más allá de todo, estás vos. Estoy yo.
Y estas murallas, que nos separan de todo lo auténtico.
Bah, me cansé de esas preguntas.
Dejaré que el corazón marque mis pasos en estas batallas.
¡Excelente, N! Y como payador, te respondo con algo mío:
ResponderBorrarTemer Desconocer Proceder
Desear salpicar paladar
salir escupir porvenir
temer desconocer proceder
Descalzar caminar muladar
fingir permitir transigir
encender trascender saber
Besar pulgar urgar
vertir sentir erigir
querer coger mujer