viernes, 26 de noviembre de 2010

Reportera de los umbrales.

Uno, dos, tres...Volviendo, volviendo...

Scalper reportando desde el lugar de los des-hechos. No poco ha ocurrido desde que la corresponsal, domiciliada en territorio Comanche, decidiera incursionar allende la frontera.

Descartando de plano la modalidad de malón debido a razones de insuficiencia numérica, optó por el tradicional esquema de operaciones de comando, con la posibilidad de infiltrarse entre la población incivilizada con un alto porcentaje de éxito.

Sus objetivos eran precisos: sondear las relaciones inciertas, mapear senderos sin trazar, ponerle música a los intersticios no normados, entrenarse en el hábito de guarecerse en los umbrales, y finalmente, cerciorarse  de que sus estructuras defensivas fueran tan sólidas como ágiles los puentes levadizos que la conectan al mundo.

El arsenal inicial era precario, por lo que fue eligiendo sus misiones en función de la posibilidad de saquear pertrechos. A lo largo de dicho proceso fue ganando expertise en el uso de la mirada aguda, la desconfianza no avasalladora, la sospecha sutil y el afecto llano. Poco a poco, como beneficio colateral, encontró rastros del corazón combativo y las demás alimañas que la acompañaban de pequeña, para culminar esta primera etapa de expansión avanzando sobre territorios antes dominados por el abismo de lo desconocido, el granizo de las convenciones y la niebla de la promesa/amenaza.

Cabe remarcar que estas condiciones geográfico-climáticas no han cambiado, ni se han sumado adeptos a la causa. El logro de estas incursiones radica en haber sobrevivido al camino con la mirada feroz y la alegría intacta.

Los próximos pasos incluyen un severo entrenamiento en condiciones de alta realidad, siguiendo el curso de los últimos intersticios descubiertos.

Fin del reporte.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Orillera...


Por fin puedo verte de frente y reconocerme hija del mar y de la noche. De pie junto al eterno roar, con el viejo viento en la cara sacándole humedad a mi nariz, miro hacia lo profundo y descubro un espejo.
Por vez primera puedo alimentarme de tu motor eterno, y puedo saborear la sangre de marinos aventureros que te recorrieron con ansia y locura.
Sola, con los pies semienterrados en arena espesa. Las raíces que me engarzan a la tierra.
A mis espaldas, los seres entrañables de este mundo, que conforman la red vital que me anuda a esta versión mejorada de mí misma.
Detrás, las luces amarillas de los pueblos costeros.
Mucho más allá, las luminarias del muelle, y la promesa de más ciudades y caminos, y barcos y micros, y ruidos y canciones.
La alegría recorre la playa. La música es punk y gitana. Nuestros cuerpos bailan.
Golpeo con un talón la faz de la tierra.
Y marco los límites de mi humilde casa.

sábado, 6 de noviembre de 2010

¿En qué ando cuando no escribo?

Miré la fecha del último post. Fue la noche en que murió la gatita sin nombre, y me asombré de la levedad de las relaciones humanas. De algunas de ellas, bah.
Me dije, 'uy, cuánto hace que no posteo', como si eso fuera señal de una negligencia imperdonable.
Veamos, ¿en qué ando cuando no escribo?

Clases. Esos momentos que siento iluminados. Cada vez más convencida de quién soy al decir lo que digo, al proponer esas puertas alternativas, y esos escapes de emergencia a través de las ventanas. Pienso como quien elige el menú de la noche... ¿qué les daré a ver hoy? Elijo los videos, o los textos, y me pongo en sintonía con lo que hará falta usar para que esa clase sea.

Gestiones. Copiar, pegar, diseñar, retocar, redactar, atender, contestar, explicar, informar, calcular, comparar, graficar, deducir, proyectar, conversar, alentar, corregir, hacer reír. Luchar y brillar.

Derroteros nocturnos que tienen el sabor de la derrota. Bueno, esas noches vacías, las que tan bien conocemos. No me afectan demasiado. Me dejan deseando haber hojeado esos libros o leído mis runas, alguna que otra actividad productiva y cierta. Pero claro, es necesario buscar la alteridad. Aunque más no sea para seguir amando algunos libros y los mensajes que de algún lugar emanan. Pero siempre esa curiosidad queda, porque quizá detrás de tanto vacío haya....

Encuentros fortuitos. Con mis ojos negros livianos y los rulos desprolijos camino la calle hacia el lugar de citas extrañas. A veces pasa poco, rara vez mucho. Casi siempre nada. Entonces pongo stop, eject, y a otra cosa (oh, dios, qué retro!!!).

Regreso al lugar del nacimiento. Me acicalo con detenimiento. Me preparo para la visita al ser más amado sobre la faz de la tierra, y por debajo y encima también. Me preparo para hacerla reír, para hacerle saber su belleza insalvable y para honrar su mirada por sobre todas las cosas, en medio de todas las cosas, como la luz más verdadera con la que he tenido en suerte dar en el camino.

Tareas de supervivencia. Mojar, espumar, hervir, pagar, caminar, comparar, charlar, seducir, barrer, lavar, cortar, regar, alimentar, cuidar, amar.

Amar.