miércoles, 28 de diciembre de 2011

La fiera

La fiera nunca abandona su territorio
imbrincada en la carne y el hueso que
además de su alimento
son su hogar

a veces le ponemos el vestido amable
de la palabra
o la formidable armadura
de las estructuras conceptuales
los sistemas de creencias
y las prácticas religiosas

otras veces la encorsetamos
con la parafernalia ortopédica del buen bestiar
el descontrol guionado
el pedacito de la manzana que nos es permitido morder
sin atragantar

la fiera contempla y se lame
tranquila
en su territorio de sombra
que tanto se parece
al origen de la luz

viernes, 23 de diciembre de 2011

Novus Terra I

porque es en esta tierra donde se arremolina el agua en los cordones y corren los ríos hacia una libertad de desarmadero, o bien se estancan en la senda sinuosa del presente o se deshilachan entre el verde de los esteros (hoy es la tierra ese gran libro perdido ese tesoro añorado ese mapa con una cruz marcada donde dicen se abren las puertas del porvenir)
es en esta tierra donde se repite el ritmo sagrado y se dan las pistas para la gran gesta y nacen y se crían los héroes necesarios para que la rueda siga masticando nombres y coordenadas mármoles y huesos viejos con dentadura de oro
esta tierra donde pelean los gatos su territorio y su derecho a coger y las aves deben darles a su vez pelea para ganarse el derecho a los cielos
tierra cruel donde la belleza no tiene otro patrón que la victoria

lunes, 12 de diciembre de 2011

Aroma

Capaz ya estaba de antes pero yo lo ví esa mañana, brillante en su negrura y grosor fuera de lugar [la sombra alada de mi boca, el ribete oscuro de mi habla, la rebelde pilosidad de mi bigote -me recuerda a abigeato, esas asociaciones sonoras que no tienen nada que ver pero que tanto bien le hacen a la poetita que se la da de original y verborrágica- el delicado esfumado de encajes y brocatos en torno a la suave seda de mis resquebrajados labios del invierno]

Lo descubrí al mirarme en el espejo del ascensor, ya bien salida rumbo a mi trabajo en el mini-histerio. 'Ta madre' me dije, así como dije 'Dejame de romper las pelotas' al viejo que casualmente me rozaba una teta cada vez que solícito corría la puerta plegadiza para que entrara o salieran personas. 'Tengo bigote y encima esto'.

El bondi iba lleno, como siempre. Una audiencia enorme para mi desidia depilatoria. En burda estrategia me abrí la campera y desabotoné los dos primeros botones de la camisa hasta pelar encaje. 'Que miren más abajo, la puta madre'.

Logré hacerme de un asiento junto a la ventanilla. Fingí dormir ladeando estratégicamente la cabeza. Debajo del Jadore podía sentir el olor a ya usada de la camisa del uniforme. Y, aún más esquivo, un perfumito acebollado de lo más parecido al chivo estival. 'Qué hormonas de mierda, qué está pasando????'

A dos cuadras de la parada me avivo de que no había manera de llegar a tiempo a la puerta de atrás. Igual lo intento, empujándome con fuerza del barral del techo, bamboleándome para tomar impulso y abrirme camino entre la masa amorfa y adormilada de las 8 de la matina. Llegué a sospechar que mis olores se estaban descontrolando por demás, porque el gentío compacto se abrió dócilmente y hasta tuve tiempo de tocar el timbre para bajarme justito en la esquina del laburo. Para variar, el chofer del bondi no atinó a acercarlo a la vereda y tuve que saltar. Extendí la diestra y ahogué un grito, que en ese momento no encontré gutural pero que tenía una fuerza ancestral galopándome en la panza. Me miré la pierna: por debajo de la pálida panty se escurrían pelos largos y agudos, negros, negros como había sido mi melena antes-de.

Supuse que era sugestión, pero al caer a tierra y empezar a apurar el paso, sentí el calor de un acolchado extra en la entrepierna. Me abalancé sobre la puerta de dos hojas del edificio del mini-histerio. Un compañero entró antes que yo y, sin verme, casi me cerró la puerta en la cara. Atajé el vidrio grueso en vaivén, que rebotó y le pegó a mi compañero en la nuca, sacándole sangre y dejándolo tirado histriónicamente en medio del palier. Me agaché a ayudarlo, puse una mano sobre su pecho y aullé ante la visión de mis uñas marrones y corvas, enroscadas sobre sí mismas. Retrocedí acuclillada,  mostrándole el hocico a la gente que me miraba. Olí un olor ácido en aumento. El aire del palier se volvió irrespirable. Empujé a las personas que estaban entre la puerta y yo, y escapé nuevamente a la calle.

Olí otros olores. Algunos me hacían salivar, otros me mojaban la mata peluda entre las piernas. Busqué refugio en una terminal de trenes, camuflada entre cajas de cartón y frazadas meadas. Descubrí la libertad de cagar cuando y donde se me canta. Cagar y todo lo demás.

A veces miro las publicidades en la vidriera de la peluquería de la estación. Esas pieles brillantes, turgentes, lozanas. La vieja sensación se apodera de mí -sensación más vieja que mis edades- entonces aúllo, me escondo en mis cajas de cartón

y pensando en esa carne me relamo.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

scalperdixit 1

epistemología de abajo de la mesa, esa mirada que ve bombachas sucias y medias agujereadas que no están destinadas a la exhibición. testigo del asesinato de las formas ideales, no puedo más que regodearme en esa masacre, solamente para construir este inquieto imperio de lo inasible y reptador

domingo, 4 de diciembre de 2011

revelada

Me miran con ojos de 'acá estoy, será posible, será alguna vez posible el tiempo del aire?' mudas desde esos papeles de brillo variado y edades dispares. Me miran hablándome de flores nacidas en lo salvaje cuyo perfume es dulcemente podrido y atrae a todos los insectos de la tierra para esparcir la semilla impensada, y dar a luz el fruto indecible de lo que no se sujeta al dictamen de un ejército de sommeliers y perfumistas, las narices privilegiadas de una especie que apenas puede disimular su mugre en vez de darse cuenta y celebrarla.

/agazapada en mi lóbulo derecho luego salta y ataca fieramente vencedora muñida de escobas y detergentes y desodorantes de piso y suavizantes para la ropa y un fulgor terrible en forma de visión maravillosa donde todo es resplandor y aroma y música suave luz dorada una esposa madre vestida de doris day que deja entrever un portaligas color borravino debajo de su pollera acampanada de ceñida cintura que cada tanto alisa con sus manos porcelánicas de dedos manicureados hasta el vértigo como el vértigo que dan sus altos tacones agudos tan pero tan agudos como roma es su promesa y chato el destino pero qué bello seguramente bello y muerto detrás del odex el blem y la minipimer/

Me siguen mirando con caritas de 'abrinos la puerta el horizonte llano nos llama a correr por las venas de esta ciudad de barrios coloridos y señoronas con várices en las piernas que chancletean arrastrando en changos la firme supervivencia de su prole tremendas matriarcas de caras gruesas y ubres adormecidas' y enciendo velas a todos los santos de la tierra que nunca ascenderán a los cielos que los hombres diseñan en sus cabecitas alucinadas, cielos que nos repudian y los desprecian, cielos de sociedad perfecta pos revolucionaria, de justicias imposibles, de indignaciones por lo distante mientras a tu lado se petrifican tus pocas posibilidades, cielos invernales de divinidades congeladas o muletitas del ser, cuando a tu lado tenés a tu compañera desarmada en la lucha cotidiana del transcurrir pero sin el glamour de la promesa vana y el deseo distante.

/recién llegada de sus caravanas a lo posible me pone una mano en el hombro y acompasa mi tipear para luego abrir las ventanas de mi único hogar de mujer sola el eterno recinto que me sostiene tanto como me derriba porque es donde se guardan las pocas verdades de la vida que más o menos se mantienen estables durante el tiempo en que una nace y una deja de ser la verdad de lo inasible de esa mirada de lo lacerante de sus miradas y deseos la verdad del ansia de ser libre de ser entera de no volver a abrir las puertas al enemigo amado amado enemigo destructor y seductor que nos tienta a mí y a las demás con la fotografía bella de la completud y del camino compartido pero por debajo de todo ello sigue la amenaza de perderlo todo a cambio de ser quien se es y abandonar los rituales que bien sabemos mueven al otro y lo dejan rondando la casa de una misma sin atravesar jamás esos portales sagrados en donde realmente nace el amor/

Me miramos porque una de ellas que me miran soy yo desde el pasado llamándome desde el futuro o más bien desde el espacio atemporal del ser cerrado en sí mismo.

Ya es tarde.
Abrí todas las puertas y la tormenta destruye el orden doméstico-sexual del imperio.