Otra vez me dejé discurrir a la busca de lo que es imposible encontrar en ciertos lugares.
Perder el tiempo esperando un milagroso encuentro que abra puertas!!!!
En fin, el milagro en sí ha ocurrido: el milagro soy yo, diciendo no con suma amabilidad, aunque el otro muestre los dientes del desencanto.
Pero bueno, qué sería de mí si a estas alturas no pudiera poner a mi niña verdaderamente a salvo de los depredadores...
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