viernes, 27 de noviembre de 2009

Del amor y otros del moño...

Hoy volvía en bondi del laburo. Sentí el deja vu de viajar mirando por la ventanilla un día lluvioso, cuando la tarde está en la etapa final de su tropiezo.
Ahora trato de recordar con precisión las palabras que me bajaron a la mente (otro envío del Redactor en Sombras que me habita). Y es una tarea infructuosa. De fondo tengo la película de ciencia ficción pedorra que dan en movie city (de fondo en todos los sentidos: como ruido de fondo, ya que no la miro, y además le doy la espalda).
También estoy en una sala de chat, a la que entro de hábito (el tiempo puede medirse de muchas maneras: el deslizarse de una aguja, la sucesión de dígitos... no recomiendo la aparición de líneas escritas en un chat).
A ver, invoquemos... intentemos la evocación...
Pensaba en lo que voy a hacer. Me veía como una flecha nórdica cruzando el tiempo hacia el futuro. Ideas. Laburo. Armar un arbolito con las piezas de diseño que hace Agustina. Ambientar la escuela temáticamente cada dos meses. Los pasantes.
Los pasantes.
Sus caritas cuando me muestran fotos de su 'chongo/a'.
Había olvidado esa sensación (la de creer en el amor, la de dejarse sentir y poner caritas ridículamente reveladoras). Me hicieron sonreír. Y mirar con cariño desde cierta distancia.
De pronto el bondi pasaba por la zona de restós de moda frente al Hipódromo. La gente ya estaba llegando, las chicas emperifolladas para la seducción, los autos de los señores brillando ídem. Había vendedores de rosas en las esquinas, 'hoy será negocio' pensé. Y me imaginé que alguna de ellas, o muchas, estaban ilusionadas con sus cabecitas burbujeando pensamientos de encandile romántico, al estilo de 'con este push up lo llevo a la cama', o 'si me dice de salir un jueves, qué le digo', cosas así. Y que eso les dé entusiasmo me dejó extrañada de mí.
O sea.
Me quedé tildada pensando que eso no me inspira. Que solamente me inspira hacer cosas en el mundo, cosas que sé cómo hacer, o al menos sé por dónde. Creo que entonces comprendí cómo es eso de ser una. Y no la esperanza de ser alguien reflejandome en los ojos de otro.

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