viernes, 26 de noviembre de 2010

Reportera de los umbrales.

Uno, dos, tres...Volviendo, volviendo...

Scalper reportando desde el lugar de los des-hechos. No poco ha ocurrido desde que la corresponsal, domiciliada en territorio Comanche, decidiera incursionar allende la frontera.

Descartando de plano la modalidad de malón debido a razones de insuficiencia numérica, optó por el tradicional esquema de operaciones de comando, con la posibilidad de infiltrarse entre la población incivilizada con un alto porcentaje de éxito.

Sus objetivos eran precisos: sondear las relaciones inciertas, mapear senderos sin trazar, ponerle música a los intersticios no normados, entrenarse en el hábito de guarecerse en los umbrales, y finalmente, cerciorarse  de que sus estructuras defensivas fueran tan sólidas como ágiles los puentes levadizos que la conectan al mundo.

El arsenal inicial era precario, por lo que fue eligiendo sus misiones en función de la posibilidad de saquear pertrechos. A lo largo de dicho proceso fue ganando expertise en el uso de la mirada aguda, la desconfianza no avasalladora, la sospecha sutil y el afecto llano. Poco a poco, como beneficio colateral, encontró rastros del corazón combativo y las demás alimañas que la acompañaban de pequeña, para culminar esta primera etapa de expansión avanzando sobre territorios antes dominados por el abismo de lo desconocido, el granizo de las convenciones y la niebla de la promesa/amenaza.

Cabe remarcar que estas condiciones geográfico-climáticas no han cambiado, ni se han sumado adeptos a la causa. El logro de estas incursiones radica en haber sobrevivido al camino con la mirada feroz y la alegría intacta.

Los próximos pasos incluyen un severo entrenamiento en condiciones de alta realidad, siguiendo el curso de los últimos intersticios descubiertos.

Fin del reporte.

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