domingo, 4 de diciembre de 2011

revelada

Me miran con ojos de 'acá estoy, será posible, será alguna vez posible el tiempo del aire?' mudas desde esos papeles de brillo variado y edades dispares. Me miran hablándome de flores nacidas en lo salvaje cuyo perfume es dulcemente podrido y atrae a todos los insectos de la tierra para esparcir la semilla impensada, y dar a luz el fruto indecible de lo que no se sujeta al dictamen de un ejército de sommeliers y perfumistas, las narices privilegiadas de una especie que apenas puede disimular su mugre en vez de darse cuenta y celebrarla.

/agazapada en mi lóbulo derecho luego salta y ataca fieramente vencedora muñida de escobas y detergentes y desodorantes de piso y suavizantes para la ropa y un fulgor terrible en forma de visión maravillosa donde todo es resplandor y aroma y música suave luz dorada una esposa madre vestida de doris day que deja entrever un portaligas color borravino debajo de su pollera acampanada de ceñida cintura que cada tanto alisa con sus manos porcelánicas de dedos manicureados hasta el vértigo como el vértigo que dan sus altos tacones agudos tan pero tan agudos como roma es su promesa y chato el destino pero qué bello seguramente bello y muerto detrás del odex el blem y la minipimer/

Me siguen mirando con caritas de 'abrinos la puerta el horizonte llano nos llama a correr por las venas de esta ciudad de barrios coloridos y señoronas con várices en las piernas que chancletean arrastrando en changos la firme supervivencia de su prole tremendas matriarcas de caras gruesas y ubres adormecidas' y enciendo velas a todos los santos de la tierra que nunca ascenderán a los cielos que los hombres diseñan en sus cabecitas alucinadas, cielos que nos repudian y los desprecian, cielos de sociedad perfecta pos revolucionaria, de justicias imposibles, de indignaciones por lo distante mientras a tu lado se petrifican tus pocas posibilidades, cielos invernales de divinidades congeladas o muletitas del ser, cuando a tu lado tenés a tu compañera desarmada en la lucha cotidiana del transcurrir pero sin el glamour de la promesa vana y el deseo distante.

/recién llegada de sus caravanas a lo posible me pone una mano en el hombro y acompasa mi tipear para luego abrir las ventanas de mi único hogar de mujer sola el eterno recinto que me sostiene tanto como me derriba porque es donde se guardan las pocas verdades de la vida que más o menos se mantienen estables durante el tiempo en que una nace y una deja de ser la verdad de lo inasible de esa mirada de lo lacerante de sus miradas y deseos la verdad del ansia de ser libre de ser entera de no volver a abrir las puertas al enemigo amado amado enemigo destructor y seductor que nos tienta a mí y a las demás con la fotografía bella de la completud y del camino compartido pero por debajo de todo ello sigue la amenaza de perderlo todo a cambio de ser quien se es y abandonar los rituales que bien sabemos mueven al otro y lo dejan rondando la casa de una misma sin atravesar jamás esos portales sagrados en donde realmente nace el amor/

Me miramos porque una de ellas que me miran soy yo desde el pasado llamándome desde el futuro o más bien desde el espacio atemporal del ser cerrado en sí mismo.

Ya es tarde.
Abrí todas las puertas y la tormenta destruye el orden doméstico-sexual del imperio.


2 comentarios:

  1. Después de haber sido simplemente humanos (con todas esas latitudes varias que lo han dado de llamar así), despertamos cada vez con las fauces más abiertas, agazapados, libres de rituales. Llámennos animales.

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  2. O volver al tiempo originario que dio sentido a lo ritual, hasta que la promesa de completud y cierre se lastró con fritas a nuestro depredador en manada.

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