viernes, 21 de mayo de 2010

Carta vieja de cuando Nikka Scalper volvió a vivir.

Allá por diciembre del 2008.

toc toc
La puerta se abre sola ante la presión de dos golpes no muy insistentes.
Entro a este lugar.
Regreso a este lugar.
Nada está como entonces. Bah, son las mismas cosas, algunas posiciones cambiadas, no mucha diferencia pero
Nada está como entonces.
Los colores cambiaron. Un velo apaga los tonos (que recuerdo) brillantes.
El silencio también es diferente.

Me siento frente al escritorio, frente a la pc y empiezo el ritual del encendido -oh, máquinas lentas de antaño, sistemas operativos pedorros de hoy y de siempre...
Vuelven las voces, pero esta vez susurran a mis espaldas y se ríen por lo bajo. Se ríen en sus juegos que abandoné hace tiempo y váyase a saber en qué habrán mutado. Algo pasa torpe y rápido detrás de mí. Apenas alcanzo a verlo con la punta del ojo derecho. Se esconde detrás del Escritorio del Padre.

El Escritorio del Padre está vacío, solamente algunos papeles abandonados. Sus cajones ya no tienen ni dinero, ni cortapapeles, ni medicación psiquiátrica. El teléfono no anda y la bombita de la lámpara con la que saqué mis primeras fotos florales está quemada.

Se escucha el anuncio de gloria: arrancó Windows. Abro el msn de juana calanha, me registro en el Café Literario como Scalp.

No hay nadie. No hay nada.

Busco cartas viejas, cartas en blanco y negro con algunos colores contrastantes. Cartas de poesía y de anhelo.

El amor.
El Gran Sueño.
El Espejo.
Cuidados dispensados a la distancia.
El compromiso de sostener al otro con nuestros ojos, tender los puentes, apuntalar el sentido de una vida que de por sí, no lo tiene.

Las voces están más cerca y miran sobre mi hombro. Leen también. Son más que antes.
Es como una navidad élfica. Y está bien.

Me acomodo en esta silla, yo, que nunca me senté aquí, yo, que en ese entonces no tenía estos ojos. Ni este sexo florecido en medio de la frente (lugar delator si los hay).

Y vuelvo a escribir
mis botellas al mar
sabiendo a qué puerto
de tabaco, whisky y narguile
quiero que lleguen.

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