domingo, 9 de octubre de 2011

We are golden we are golden!!!

Dorados. Como la niña del sol que supe ser. Como el tequila que me besó en los labios esta noche. La eterna novia de lo oscuro, prometida de los sueños prontos a ser reales. La amante de los días de paso, concubina de los amaneceres. La curtida esposa de las palabras. La serena viuda de toda esperanza.
Las calles, las casas, las publicidades en vía pública -con mis dedos de uñas color obispo dibujo sacrílegamente constelaciones imaginarias con aroma a sangre de ágave corriendome en las venas- porque la noche es casi casi un mambl rambl preñado de adioses y de nuncas, de cosas que el tiempo ya no permitirá y revuelan con su pila de cuentas pendientes sobre la nada para volver a mí así dorada como una niña, como el tequila, como el ron, salada como margaritas del desierto y dulce, dulce, dulce como estos ojos que saben reconocer tu costado luminoso y saben cuidar y amansar tu costado de tormenta, mientras la risa alimenta la firme noción de no haber perdido y de reclamar lo propio y de tocar el cielo, yo, conocedora de mezcales y otras aguas, despido barquitos de papel al pie del torrente y vuelvo a mi hogar a cantar los cantos de bruja solitaria que tejen otras estrellas en la aurora sureña de mis días.

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