martes, 12 de julio de 2011

Bestia 2010

Una jovencita despreocupada camina a lo largo de la calle Perú. Va cantando en voz baja o hablando sola. Aquí y allá se detiene a mirar vidrieras como espejos.
Cruza las vías con la barrera baja, porque el tren está lejos. En medio del cruce, se queda quieta y mira a la derecha vacía. Luego, a la izquierda. Es la dirección por la que se aproxima la máquina a marcha lenta y bocina caliente. Ella sigue su camino hacia el otro lado, pero se queda tras la barrera. Desde esa seguridad espera que el tren le pase frente al rostro y la abofetee con sus vientos. Piensa en los posibles escupitajos y duda, pero recuerda que estas formaciones tienen ventanas herméticas. Por eso, persiste en su espera. El suelo tiembla, la bestia pasa, el aire revuela, los ojos se entrecierran.
Ella regresa al día y su primavera, desubicadas en tiempo y lugar las dos. Sin poderse despegar el viento cruza la calle.
Pasa una bestia menor, que puede ser cualquiera.
Y en la esquina denfrente empieza la ausencia.

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