domingo, 24 de julio de 2011

mambl rambl tri

cerrá los ojos y el clavomóvil nos lleva a playas vacías atravesamos la ciudad despertándose al mismo sueño de mierda pero la dejamos atrás y llegamos al territorio suburbano de barro y lámparas desnudas en las calles y en las cocinas y perros en banda niños en banda gente en banda que nos mira pasar luminosas y quién sabe si quizá le agitamos algún recuerdo o promesa olvidada y esa persona vuelve a ser quien nunca fue y en estas pequeñas contradicciones nace algo o alguién o algún pequeño hacer y de esa manera nuestra felicidad tiene consecuencias impensadas buenas malas no importa eso es nada
entonces
dejamos atrás la marronicidad suburba camino a campos cultivados paradas de camioneros donde tomamos mate y medialunas y seguimos tras caballos al costado de la ruta y la bruma que nace de los ojos de agua de los enormes charcos de la palangana pampeana y las vaquitas ajenas que por historia nos pertenecen más los sembrados los girasoles mostrándonos el camino del astro pendular que va y viene al final de cuentas es lo que único que viene porque nosotras solamente vamos más y más allá hasta que el bosquecito se transforma en manso río enorme panzón y meandroso del llano desbordado y amado por las cañas cruzado por los puentes que nos llevan al barro amarillo de las tierras del Tuyú donde payan fantasmas y barcos hundidos nos gritan su memoria y caracoles se persignan en sus cementerios escondidos y los muelles dicen nuestro nombre secreto ese que ni siquiera nosotras sabremos hasta que sea muy tarde y el mar lo pronuncie.

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