lunes, 12 de septiembre de 2011

Exotérica III

Reina de los Bosques del Otoño, es un refusilo de espada en el dorado-crugiente vegetal.
Sentada en su trono de piedra, corta metal con metal y se libera.
'¿Para qué?', pregunté a la nada oracular.
Y me entrega Reina del Frío Pensamiento, independiente de las demandas de una tierra sensual y fecunda.
Ella me mira a los ojos.
'Para dejar lo conocido de la ausencia y el anhelo. Para abandonar el acto reparatorio de heridas que de todos modos ya son viejas e intentando repararlas solamente las mantenés sangrando. Para ser libre del mandato del amor mundano.'
Cuando me dice eso, siento el corazón estrujarse y gritar sordamente. Es la niñita que se retuerce aquí en la que soy. Recuerdo viejas palabras mías que me marcaban el camino solitario de una bruja, el destino separado del mundo de una mujer sola. Y que dolían como una cuchilla clavada justo debajo del esternón, mientras yo trataba por todos los medios de eclipsar ese dolor, ponerle sordina.
Por eso le pregunto.
'¿Y entonces qué se hace con todo esto -la voluntad de hembra/madre/sanadora/esposa-? No te hablo desde lo que se le pide a una mujer, no te hablo desde lo que me faltaría para sentirme entera. Te hablo desde lo entera y diversa que soy, con estas manos hambrientas por cuidar, con este fuego que me rebalsa el pecho y me retuerce el alma-cuerpo cuando no está ni el compañero ni la cofradía protectora que da sentido. Yo me quemo viva, está bien. Pero no quiero que sea en la nada. Cuando hablo de la ausencia es porque algo alguna vez me dejó la marca de una simpleza y un amor llano, cuidados cotidianos con ruido a loza, desafío, coraje y supervivencia cuando hay QUIENES a los que volver. Ese algo puede ser y seguramente es algo inventado, esos mundos inasibles que me cuidaron cuando arreciaba el espanto y fueron más reales que lo cierto. Pero...¿cómo encuentro un lazo más fuerte que ese amor para atarme a la vida? Si es eso, puramente eso, lo que los demás entrevén y de alguna manera me hace especial para ellos...'
Entonces entiendo.
La Reina de Espadas se ríe cómplice. No tiene que hablar. Hace tintinear su esposa cortada.
Me digo a mí misma.
'Libre del amor mundano para entrar con ojos abiertos en el amor que une todos los mundos.'
Y es la alegre, la alegre rebeldía.
La segunda carta lleva mis 6 espadas dolorosas al comienzo del final de la noche. Incierto, sí. Pero con luz.
: )

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