domingo, 25 de septiembre de 2011

Invocaciones III


No me des tu paz, que para vivir escondidos en la mutua complacencia sobran los días y los libros de historias de vencidos.
No me des tu casa, que escalón a escalón he construido este altar al mundo que soy yo misma y no necesito ni tus techos ni tu almohada.
No me des palabras de consuelo, que ya no quiero tapar la atrocidad con el pañuelito bondadoso de la piedad y el autoengaño.
Si querés, solamente si te querés y si te place y si se te canta, dame tu mejor batalla, tu aspiración desmedida que realmente pueda plasmarse en esta tierra un día cualquiera de los que podamos encontrarnos, decir sí, decir no, y seguir juntos, y pares, y adelante.

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